El pasado 30 de octubre de 2017 realizamos una pequeña salida a la zona de
Raos donde se encuentran varios barcos hundidos pero el más famoso es el
“Carolina G”.
Aparece y desaparece bajo las aguas de la bahía dos veces al día. Muestra
lo justo: la punta de la proa y la parte superior del castillo de popa, además
de dos palos. Al transitar por la calle exterior del Polígono de Raos se aprecia
bien si se gira la vista hacia la bahía y el puerto. Y cuando las mareas son muy
vivas deja al descubierto la mayor parte del casco. Así lleva, olvidado y
abandonado, 28 años. Comido por el salitre y recubierto de lapas, moluscos y
algas.
El esqueleto metálico que aflora pertenece al 'Carolina G', barco de carga
al que se le empleó para transportar tabaco de contrabando. Un cometido que
acabó dejándolo sin futuro en el mar y sin un muelle donde quedar
atracado.
Debieron prometérselas muy felices los armadores del 'Carolina G' en los
últimos días de febrero de 1984. Navegaba bajo bandera panameña con 1.606.760
cajetillas de tabaco rubio en sus tripas. Era tabaco no declarado, ilegal, que
les iba a reportar 372 millones de pesetas (2,2 millones de euros). Un dineral
en aquella época.
Aquel millón y medio largo de cajetillas de contrabando puestas en el
mercado negro hubieran supuesto hoy más de 6 millones de euros. Simplemente con
colocar las cajetillas a un euro menos de lo que ahora cuesta en los estancos
alcanzaría esa cifra. Pero aquel cuento de la lechera se interrumpió bruscamente
entre aguas cántabras y vascas, cerca de Machichaco.
La travesía del barco por el Cantábrico estaba siendo plácida. En el
despacho del 'Carolina G' figuraba un flete de mercancía general, tapadera sin
duda de otro cargamento menor, pero mucho más rentable. La carga, bien estibada,
quedaba disimulaba con el resto y se la custodiaba de forma discreta. Corría el
28 de febrero de 1984.
No debió ser su primera travesía de tal guisa. Y si lo fue, sus armadores
estaban involucrados desde tiempo atrás en negocios ilegales porque el Servicio
de Vigilancia Aduanera (SVA), que depende de la Agencia Tributaria, llevaba un
tiempo tras sus pasos. De hecho, el capitán del 'Carolina G', griego, y uno de
los tripulantes, chileno, arrastraban antecedentes por contrabando.
El SVA decidió intervenir aquel transporte. Empleó medios aéreos, que
despegaron desde Foronda, además del 'Alcaraván I'. Tras la requisa se decidió
que el barco pusiera rumbo al puerto cántabro y una vez en la bahía el
remolcador 'Huno' se encargó de llevarlo al fondeadero. El barco quedó bajo
jurisdicción del Juzgado de lo Penal Nº 2 de Bilbao, al que se lo traspasó el de
Primera Instancia de Guernica.
Diez años después de la captura, en 1996, el juzgado bilbaíno sobreseía el
caso tras declarar prescritos los hechos. Ninguno de los tripulantes -un capitán
y seis marineros- fue condenado, como consta en el expediente. En cuanto al
cargamento, se depositó en custodia en Tabacalera, como era costumbre en este
tipo de casos, y al cabo de varios años debió ser destruido por razones
sanitarias.
¿Y el barco? Al poco de quedar fondeado en Raos se hizo depositario del
'Carolina G' a una persona para su mantenimiento y custodia. Se trataba de A. G.
F., posiblemente las iniciales de Alonso González Fernández, 'El buzo', que por
entonces contaba con una concesión de boyas de fondeo en la zona Raos-Sur. Su
tarea no pudo evitar que el 8 de enero de 1997 el 'Carolina G' se hundiera. Para
entonces, el procedimiento ya había sido archivado.
El sino llevó al buque a una especie de limbo administrativo de tal forma
que el 'Carolina G' se quedó sin depositario y sin juzgado que lo custodiara.
Acabó solo y abandonado. Presa de la corrosión. Y ahí sigue, camino de
convertirse en pecio y en refugio de salmonetes, anguilas y doradas.
Como lo son ya los restos de, al menos, otras tres naves. La zona se ha
convertido en una especie de cementerio de barcos pues en esa misma área
quedaron el 'Stefano' panameño -también apresado por contrabando de tabaco- y
dos embarcaciones menores, el 'Virgen Mari' y el 'Flor de mayo'.
La idea de la Liga Naval del Cantábrico era la de visitar el barco y ver el
estado del mismo, como también analizar su estado por si podría ser un peligro
para los barcos que tienen amarres cerca de los mismos que podría ocasionar
algún problema en estos.
Por otro lado, se tuvo un pequeño detalle en el cual se coloco una bandera
de España como símbolo de nuestro patriotismo y darle un pequeño homenaje al
barco, que en ningún momento, el tuvo la culpa de lo que querían llevar dentro
de el.
¡Liga Naval del Cantábrico por la defensa de nuestra Historia!!
LIGA MARÍTIMA ESPAÑOLA
FEDERACÓN ESPAÑOLA DE LIGAS NAVALES
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.